lunes, 16 de marzo de 2015

El principio (II)

Un dato importante a tener en cuenta, y que yo descubrí solita es que son muy importantes los cuidados de la herida, y me explico. Mi cirujano después de unos días me dijo que podía ducharme sin problema y ¡no! ¡no os duchéis! ¡No pasa nada por hacerse “el lavado del gato”! El problema del agua es que la herida queda húmeda después de la ducha y se convierte en caldo de cultivo para infecciones así es que eso fue lo que pasó….chaaan! se me infectaron dos puntos!.
Cuando mi madre y yo dedujimos que aquello estaba infectado llamé a Miguel (mi cirujano) y me mandó con una enfermera amabilísima (ahora no recuerdo su nombre) que me haría las curas a partir de entonces. Ella lo tenía clarinete, los cirujanos saben de operar pero no de heridas y es fundamental que las supervise alguien experto. También me contó que su madre y su tía habían tenido cáncer de mama y ambas estaban estupendas, que estuviese tranquila que todo pasaba…
Dos semanas más de espera y dos grapas puestas a lo marine en mi teta fueron el precio que tuve que pagar por la duchita de las narices.
Primero me quitaron el resto de puntos, recuerdo metros de hilo de sutura que me dejaron ojiplática (tengo yo teta cómo para todo ese hilo?) y finalmente las dos grapitas así que puede empezar a hacer ejercicios para movilizar el brazo.
Ya sabéis que algunas masectomizadas presentan el síndrome del “hombro congelado” sobretodo si se extirpan ganglios. Si es una tumorectomía no es tan agudo pero es muy importante realizar ejercicios de rehabilitación poquito a poco  y sobretodo perder el miedo a moverse y a poner la espalda recta. Yo tardé mucho tiempo en enderezarme e iba andando como Chiquito de la Calzada hacia delante con el bracico tonto pero poco a poco se ha ido recolocando ;)
Aquí empezó mi verano. Duró menos de un mes pero puede bañarme en la playa mientras esperaba el mapa genético que me diría si necesitaba quimio o no. En mi caso a pesar de tener un tumor en estadio 1 recibiría protocolo completo de tratamiento pero tenía la opción de solicitar por vía privada un mapa genético (mammaprint) que mide la recidiva de la enfermedad en los próximos 10 años, es decir, la posibilidad de volver a tener cáncer. Si me salía que el riesgo era muy bajo no recibía quimio pero no hubo suerte aunque esto lo sabría unas semanas más tarde… mientras tanto disfruté como pude del sol, de la playa, de mis amigos y amigas y de mi preciosa melena por la cintura a la que le quedaba poco tiempo de vida.


miércoles, 21 de enero de 2015

El principio (I)

¡Buenos días! Antes de nada perdón por no actualizar antes. He estado con mucho trabajo. Ayer fue mi primer día de alta laboral!! Pero empecemos por el principio, os voy a contar mi historia por si a alguna os sirve mi experiencia…

“El principio”

Llegó, como siempre, sin ser llamado. Cáncer de mama a los 35. Sin casarme, sin hijos. Tsunami a la vista.

La pregunta sin duda más repetida en estos meses ha sido: “¿y cómo te diste cuenta”?

Fue una tarde de Mayo, después de una ducha y en plena tarea de embadurnamiento en crema hidratante cuando vi algo que no era normal. El espejo me devolvía la imagen de un doblez en la parte superior de mi pecho izquierdo, más tarde me enteraría de que esa parte se llama “la cola de la mama”.

Esa arruga antes no estaba. Toqué y bulto a la vista. Rápidamente llamada a mi ginecólogo que estaba de congreso fuera de la ciudad. Era un jueves y me dio cita para el lunes. Estaba tranquila porque yo soy de revisión anual y nunca había tenido nada. El caso es que me planté al lunes siguiente en la consulta, me hizo una eco y efectivamente había un bultito. En principio pensó que era un proceso inflamatorio así que antibióticos y antiinflamatorios al canto y vuelve la semana que viene.

Volví, puntual como un reloj suizo y en esta visita tocó también hacerme una mamografía. Mi gine (y amigo) ya me había concertado cita después con un buen cirujano de mi ciudad y me dijo que me fuese directamente con la mamo sin informar.

Paseo a la consulta de cirujano especializado en mama a las 20 de la tarde. La consulta a tope, mi intranquilidad iba creciendo y los minutos de espera se hicieron interminables. Por fin entré y fue rapidísimo. Miró la eco y me exploró mientras mi madre esperaba sentada frente a la mesa de su escritorio. Mientras me vestía oía cómo le preguntaba “¿Qué tiene?” a lo que él contestaba “Esperemos a que se vista”…

Lo tenía claro. Era un tumor y no tenía buena pinta. Había que operar rápido. Sentía muchísimo la noticia pero era lo que había. Yo veía la ola del tsunami que se acercaba mientras mi pobre madre, susceptible a las lipotimias como yo, se mareaba.

He de decir que aunque tenía un nudo en la garganta aguanté el tipo mientras estuve en la consulta. Supongo que no era muy consciente de lo que se me venía encima. El caso es que en cuanto puse el pie en la calle me vine abajo.

¿Cómo que cáncer? ¿Pero si no tengo antecedentes y soy joven?¿En que momento me he convertido en Mercedes Alcántara o, para ser más real, en Terelu Campos?

Los próximos días pasaron rápido, un par de pruebas y antes de darme cuenta estaba ya ingresada dispuesta a operarme. Seguí preguntándome porqué no me hacían una biopsia antes, ¿no es eso lo que se hace cuándo tienes un tumor?

Lo mejor de todo es que yo me operé un viernes y el sábado se casaba mi primo. Soy hija única así que a todos los efectos es lo más parecido a un hermano que tengo y todos, incluido Miguel, mi cirujano, fantaseábamos con la idea de que podría ir a la boda. Ahora me sonrío sólo de pensarlo.

La operación fue bien, muy bien. Incluía ganglio centinela y salió negativo. Mi familia lo celebró como si no hubiese un mañana cuando Paco, mi gine, salió en medio de la operación para comunicárselo. No es de extrañar si tenemos en cuenta que una hora antes de la operación el “doctor” de medicina nuclear me había visitado para pincharme el líquido de contraste y ponerme el cuerpo de jota (metástasis posibles, etc. etc.).

Con el tumor ya fuera (o limpia en términos casi oncológicos) empezaba la segunda etapa: la recuperación de la operación y esperar a la anatomía patológica.

Yo tolero mal la anestesia general así que las siguientes horas después de salir del quirófano fueron bastante desagradables con muchísimos mareos y nauseas. Tardaron casi 5 horas en trasladarme a la habitación donde pasé una noche toledana pero a la mañana siguiente me pude ir a casa con mi teta vendada, con dolor y mi drenaje enganchado en la cinturilla del pantalón.

En casa las cosas son siempre de otra manera. Yo ya había preguntado por el postoperatorio: dolor, molestias, tiempo de recuperación… y pensaba que sería menos la verdad. Mirándolo con perspectiva hay cosas peores pero duele y estás molesta. No quería ni mirarme el drenaje ni la herida y no lo hice hasta semanas más tarde. Creedme si os digo que no hay necesidad de hacerlo en el momento. El cuerpo y la mente son sabios y lo haréis cuando estéis preparadas para enfrentaros a la cicatriz que os acompañará a partir de entonces. Luego mejora así que si estáis en ese momento no os asustéis :)5minutos

Sigo mañana…

Un besazo. Mucha fuerza y levantad la cabeza princesas!!

N.

viernes, 9 de enero de 2015

Cualquier tiempo pasado fue mejor

El cuerpo (y la mente) se acostumbran… al dolor, al sufrimiento, a las horas de nauseas infinitas… a casi todo menos al olor de la quimio, eso, eso se queda ahí y de momento es para “siempre”. Inherente el olor como si fuese el poso de un té. A veces parece que nada ha pasado y que mi vida es normal, que ha vuelto a su sitio, pero no. Ni nada es como antes ni tu eres la misma persona.

A pesar de que la mente busca subterfugios y que incluso crees que el espejo te devuelve la imagen de lo que eras sigues sin ser la misma. Ni el pelo, ni las pestañas, ni las cejas, ni tu cuerpo, ni tu alma es lo que una vez fue. Y esta vez si, cualquier tiempo pasado fue mejor.

Te acostumbras a ponerte la peluca, a que te pique la cabeza, a que te den sofocos e incluso a que te digan “qué bien te sienta este nuevo corte” pero tú sabes que ya no eres tú y que no volverás a ser la misma. Quizás una versión mejor pero no la que fuiste antes.

Sueñas con el corte de Charlize Teron en los Oscar, en notar la sensación del viento en tu cabeza y piensas que, cuando por fin, tu nuevo pelo luzca te verás como ella. Sólo que tu no elegiste el cambio de look y se lo debes a la mala suerte o como quieras llamarlo.

Al cabo de un tiempo el pelo ya no te preocupa tanto, quizás la peluca disimule más de lo creías a pesar de las miradas indiscretas que a veces recibes pero, ¿qué pasa con todo lo demás?¿volverá el cáncer?¿volverá mi regla?¿podré ser madre?...

Mientras la mayoría a mi alrededor criaba yo pensaba en mis tres ovocitos crionizados (no dio tiempo a más) y en que nadie sabía si volvería a menstruar. Estás en la cola del estudio. Tan simple como eso. Cada vez es mayor el número de mujeres premenopaúsicas que hemos padecido un cáncer de mama pero aún no hay cifras de según qué cosas.

Cáncer de mama.

Aún me cuesta escribirlo y han pasado 7 meses desde que el tumor irrumpió en mi vida. A pesar de haber leído cantidad de blogs donde (gracias a Dios o a Alá o a una entidad mayor) todas hablan de que hay un futuro después de esto yo no acabo de creerlo. O sí. Pero no como antes. No como yo lo había pensado. No como yo lo quería. La vida te cambia y es para siempre. Más que cuando tienes un hijo, o eso creo, porque no lo he tenido ni creo que pueda, más que cualquier cosa… porque hay enfermedades que no sólo afectan al cuerpo sino también al alma. Y eso, eso es lo peor.